El error que cometes, te define

  Como haces una cosa, las haces todas.  Esta es una máxima en el mundo del crecimiento personal que nos permite conocer esas zonas ocultas que no queremos ver en nosotros mismos y que pueden convertirse en el punto de partida desde el que iniciar un camino de mejora personal.

 

   Es muy complicado ver nuestras debilidades, nos acostumbramos a ellas y las asumimos como parte de quienes somos, casi inmutables en una estrategia inconsciente de evitar enfrentarlas, pero como ocurre con todos los problemas, no podemos resolverlos si no somos conscientes de ellos.

Hace un rato leí una entrevista realizada a Silvia Dávila, presidenta de Danone Latam que puedes leer si te apetece aquí. En ella hay una frase que me resonó mucho que dice:

Un error no te define. Te equivocas, corriges y punto. ¿Qué es lo más grave que te puede pasar? ¿Qué te corran? Incluso si sucede eso, habrás aprendido

   No es mala filosofía de vida esa de pensar en lo peor que te pueda pasar como vía para reducir el miedo que nos produce el futuro, pero no puedes aprender cuando no eres consciente de que te has equivocado, y la cuestión es que cuando no eres capaz de comprender que has cometido un error, no puedes aspirar a resolverlo y mucho menos a aprender de ello.

Es muy fácil darse cuenta de cómo los demás cometen una y otra vez el mismo error consecuencia de no haberse hecho responsables del mismo, negándose a asumir esa responsabilidad, pero no es tan sencillo ver los que cometemos nosotros.

 

   Cuando cometemos un error, su motivador no es algo ajeno a nosotros, sino algo interno, y no podemos huir de quienes somos, por ese motivo huir tras el error no suele eliminar las consecuencias, únicamente cambiamos el escenario, ya que el origen de nuestros errores está con nosotros, nos lo llevamos en el cambio, es por eso que si no indagamos en nuestra responsabilidad y en el aprendizaje que conlleva, estaremos condenados a cometerlos una y otra vez.

Los errores nos definen, vaya si nos definen

  • Nos definen cuando los repetimos, pues indican de nosotros que no tenemos capacidad de aprendizaje, que no somos responsables ni conscientes de nuestros problemas, indican nuestra «cabezonería».
  • Nos define su tamaño, si cometemos solo errores pequeños, están indicando nuestra falta de ambición y crecimiento, nuestro miedo al riesgo y a sus consecuencias.
  • Nos define su ausencia, cuando somos víctimas de nuestra propia búsqueda de la perfección que redunda en falta de creatividad y miedo a las opiniones de los demás, nuestra falta de autoconfianza.
  • Nos define su número, cuando nuestra mente divaga, y estamos pensando en otras cosas que nos gustaría hacer en lugar de enfocarnos en la tarea que nos ocupa.
  • Nos define cómo los resolvemos, cuando miramos a otro lado para no verlos, o cuando reflexionamos buscando a un culpable a quién cargar la responsabilidad o cuando asumimos la misma e indagamos que ocurrió con el ánimo de aprender y resolver para no volver a tropezar en la misma piedra.

   Te animo a indagar en tus errores, anotarlos y tratar de encontrar la parte de responsabilidad que tuviste en ellos, busca patrones que se repitan, busca soluciones aportadas para encontrar el tesoro que ocultan sin olvidar que, a mayor porcentaje de autoría, mayor es el aprendizaje que te espera siempre que estés dispuesto a asumir el peso de la culpa.

    No olvides que a mayor capacidad de asumir responsabilidades mayores serán los logros a los que puedas aspirar. Va en el «sueldo», mayores responsabilidades, mayores errores y mayores aprendizajes.

 

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