Un día decides que lo harás y ese día el cuerpo te arderá; eres de ese tipo de personas a las que les cuesta decidir, pero que una vez tomada la decisión, sabes que la llevarás hasta el final. Ese día la harás pública y comprenderás que el camino no va a ser fácil, unas personas te dirán que eres valiente aunque por dentro piensen que estás loco, otras te lo dirán directamente y unas pocas incluso se reirán haciendo chistes a tu costa mientras piensas que, las limitaciones de las que hablan, en realidad son suyas.
Y entonces, cuando todo se calme y vuelvas a estar solo, comenzarás a andar el camino, un camino de pérdida en el que sin saberlo, con cada paso, dejarás de ser tú para convertirte en otro que quizá ya habías olvidado. Un camino que no existe, en el que no hay horizonte ni luz que te guíe, un camino que aparecerá bajo tus pies con cada paso y que en realidad, serán pasos hacia el abismo.
Y buscarás seguir hacia delante, cuando en realidad sabes que estás en una caída sin final en la que esperas poder desplegar unas alas que te impidan estamparte contra el suelo, ese suelo que fue justo el lugar desde donde saltaste.
En tu caída te irás consumiendo como se consume un cigarrillo abandonado en un cenicero, e inevitablemente tratarás apagar tu ansiedad una y otra vez, intentando salvar tu vida de una muerte segura, hasta que quizá un día, comprendas que es justo ahí donde reside tu sufrimiento y que solo cuando todo tu ser se haya consumido, te dispersarás en el aire y te convertirás en el viento, en una dimensión en la que las leyes que te hicieron saltar, ya no tienen sentido.
Pero ahora estás aún ahí, quemándote, sintiendo como ese fuego abrasador deshace lo que fuiste, estás en ese momento que luego recordarás como el más emocionante, pues ese dolor es el que te hace crecer, el que te hace más fuerte si logras comprenderlo, superarlo, disfrutarlo.
Es el dolor de nacer, de crecer, de enfrentarte a lo desconocido, de luchar por tus sueños aún a riesgo de perderlos, de comprender que cada uno de esos momentos es como un anillos de crecimiento de un árbol, que debe desgarrarse cada año para seguir viviendo y que después marcarán las líneas de lo que fuiste.
Ese momento es el que realmente define si estás vivo o muerto, el momento de cruzar la línea, ….. tu línea.