El silencio pareció pedir el final de la argumentación del anciano.
– Pero hay una tercera profesión, que por generalizada es olvidada y que ha sido vital para cada uno de nosotros y de cada ser humano que hay sobre la Tierra, es la responsable de nuestro desarrollo y supervivencia como especie, de nuestro desarrollo emocional y de nuestra capacidad de relacionarnos con los demás, y desgraciadamente no somos conscientes de su vital importancia hasta que ya no hay nada que hacer. ¿Sabéis cuál es?
De pronto la sala se lleno de respuestas variopintas y variadas, los abogados, los científicos, los políticos, los banqueros, y demás profesiones fueron arrojadas sobre el tapete de la tertulia de aquella tarde mientras el anciano negaba sin descanso con la cabeza, y un leve signo de indignación se dejaba vislumbrar en sus labios. Entonces y sin levantar la mano, su voz tronó en el recinto y dio por terminada la sesión.
La madre.